Lío para todos

Conviene no jugar al oráculo tras un mes de competencia. Ciertamente el equipo de Ernesto Valverde no es el que fue borrado en la Súper Copa de España ni tampoco es el equipo que puede hacerle 3 a la Juventus cualquier tarde. El arranque del curso liguero tiene un toque de ilusión moderada, de optimismo y energías renovadas, pero aún con profundas carencias que se tendrán que ir trabajando.

Llegó el Eibar de Mendilibar, un técnico que desde sus comienzos en Valladolid le juega de la misma forma al Barcelona: presión adelantada, transiciones rápidas y no dejar pensar a los culés. El resultado casi siempre es el mismo: goleadas abultadas, pero el trámite del partido suele ser sórdido, obligando a los nuestros a prescindir de la asociación para aprovechar los espacios que el rival deja. Rotó Valverde al equipo: Digné, Mascherano, Paulinho, Denis y Deulofeu iniciaron de titulares. Si alguna idea es certeza en Valverde es la de tratar de acercar a Lío a la frontal para que desde ahí configure su particular romance con el gol, en este momento, idílico. Sin embargo, el equipo no encuentra del todo la fluidez que permita a Messi jugar más liberado: sin Iniesta a tope y con Rakitic en el banco, el escalón intermedio entre Busquets y Messi se convierte en algo borroso, una teoría olvidada. Resentido el equipo ante esa falta de ritmo con el balón, el Eibar fue encontrando metros para atacar, solapados por una pareja central que en este momento se podría definir como crepuscular. No me malinterpreten: en mi opinión Piqué es el central más decisivo del mundo pero le cuesta encontrar su nivel tan temprano en la temporada y con Mascherano en vez de Umtiti, el equipo pierde muchas piernas para corregir. Así llegó la primera ocasión de Sergi Enrich -en fuera de lugar- con un mano a mano que resolvió con sobriedad Ter Stegen.

En aras de encontrar tiempo y espacio, Valverde movió ficha. Sabedor de que Paulinho bien puede ser la antítesis del mediocampista por el que se suspira en el Camp Nou y aprovechando la suplencia de Luis Suárez, hizo un enroque: Messi bajaría como interior derecho y Paulinho subiría a la posición de falso 9 para fijar centrales y darle espacio a Messi. El equipo pronto empezó a ganar empaque, circulaciones más largas -que no quiere decir de mayor calidad- y pronto fue dejando sin salidas a un voluntarioso y atrevido Eibar. Llegó el primer gol tras un penal claro sobre Nelson Semedo -impresionante en este tramo- y rematado por un segundo tanto en tiro de esquina por un Paulinho goleador, ausente en el juego pero muy presente en el marcador. Así llegaría el mediotiempo, con más goles que juego, pero variaciones tácticas de un técnico intervencionista e hiperactivo en el hacer de sus pupilos.

La segunda parte se rompió pronto. Volvió a aparecer Paulinho, determinante sin tocar balón, la magia de Messi y el remate de Denís Suárez, jugador que parece ganar peso y galones, ahora como extremo por derecha. También apareció el descuento del Eibar, aprovechando la ya manifiesta vulnerabilidad defensiva de la zaga culé y un partido quebrado. Y después Messi. Siempre Messi. Jugador de otra dimensión: primero como billarista; un disparo sin apuro, pegado al poste, estéticamente inalcanzable. Después en contra liderada por -otra vez- Paulinho y finiquitada por el 10 como 9 de área y el último, a pase de Aleix Vidal, ya desmoralizado el Eibar. 4 goles en un partido que ni siquiera está en su top 30. Lío es la mejor noticia para batallar contra la depresión post-vacacional que nos ofreció Nobita. Messi es el fuego sempiterno que alumbra la noche. Y parece que Ernesto y sus compañeros se van sumando recogiendo antorchas. 5 de 5 en Liga. Un comienzo que nadie se esperaba.

Hay sensaciones positivas: no como presas del resultado, ni tampoco por un funcionamiento muy destacado, sino porque se adivina en Valverde un técnico sensato, con ideas fijas y que reconoce las virtudes y carencias de su plantel. Yo no comparto la idea generalizada de que el Barcelona tenga una plantilla falta de calidad. Es cierto, el diseño es bastante cuestionable: redundante en la mediacancha y famélica en la central; los perfiles por posición parecen inconexos; pero estoy convencido de que el equipo tiene calidad para competir por todo. Será trabajo de los Denís, Gomes, Roberto, Rafinha dar el do de pecho cuando Messi les pida que lo acompañen.

Por último me permito incluir algo que me emocionó después de lo jodido de ayer en la Ciudad de México: "Ve ahí donde enterraste el corazón de Copil y verás un águila devorando una serpiente porque, en tanto dure el mundo, no acabará, no terminará la gloria y la fama de México-Tenochtitlán" (Traducción de León Portilla).